La lúdica

Desde que los niños y niñas nacen, se ven expuestos a expresiones, gestos y palabras que les indican juego; de hecho, en su hogar van aprendiendo todo lo que necesitan aprender, a través de éste. Luego, llega el momento de acceder a otro tipo de conocimiento e ingresan a la escuela.


La escuela es el lugar donde los infantes pasan muchas horas de su vida y por eso se ha catalogado como su segundo hogar. Esta desempeña un papel fundamental en la vida de los escolares, no sólo porque es el espacio donde se relacionan con el conocimiento formal, sino porque encuentran otras personas distintas a las de su entorno familiar, con las cuales inevitablemente deben interactuar, de ahí la importancia de la implementación de estrategias pedagógicas como la lúdica, para que el paso de la casa al colegio sea placentero.

         

La lúdica en la institución educativa surge cuando los maestros se disponen a vivir en el espacio de los niños y niñas, comprenden sus ritmos, conocen su desarrollo físico y psicosocial, están dispuestos a crear y compartir con sus estudiantes y reconocen que a través de esta, también se construye conocimiento.



Se resalta la labor de los maestros de la sede Mario Lloreda en cuanto tienen a cargo, los estudiantes más pequeños de la institución, los niños y niñas de transición, primero y segundo grado. Darle continuidad al ambiente que ellos traen de sus casas, convirtiendo la escuela en una extensión de sus hogares es tarea inherente a su labor pedagógica, por eso implementan acciones encaminadas a despertar el gozo, la creatividad, el pleno desarrollo de las competencias sociales y comunicativas, las destrezas físicas y mentales a través del juego.


Existe una frase atribuida al filósofo Platón “Puedes descubrir más sobre una persona en una hora de juego, que en un año de conversación”. Esta frase la corroboran día a día los docentes de la sede, al observar a sus pequeños, en aquellas actividades lúdico pedagógicas diseñadas especialmente para ellos. A  través del juego, los niños y niñas demuestran sus características personales, fortalezas, dificultades, sus formas de interactuar, roles que desempeñan en su hogar, seguimiento de instrucciones, conocimiento y apropiación de normas y disposición para desarrollar ciertas actividades, así que el juego se convierte en una estrategia importante para conocer a cada uno de los estudiantes  en  un contexto real, cercano al que cada uno vive en su hogar y por lo tanto más auténtico.



En la sede Mario Lloreda se vive el juego porque hace parte esencial y natural de cada uno de los pequeñines. No obstante, los maestros lo aprovechan como una estrategia pedagógica, como una acción deliberada, para incentivar la libertad, fortalecer las dimensiones del desarrollo, enriquecer la construcción de valores y la sana convivencia escolar, haciendo de la escuela un espacio alegre, divertido y renovado, con incidencia en la interacción social de los estudiantes y obviamente, de los futuros ciudadanos.